dilluns, d’octubre 19, 2015

Escuelas innovadoras en #ScolarTIC (1)

La tercera semana de #ScolarTIC, nos trajo un nuevo tema, las escuelas innovadoras, y nuevamente menú doble. Nos lo contaban en el ¿Qué esta pasando? correspondiente



Cambiar el mundo a través de la escuela

La primera ponencia corrió a cargo de David Martín (@davidmardiaz), director de Educación y Jóvenes en Ashoka España y de su programa Escuelas Changemaker. Martín empieza su ponencia reflexionando sobre la resistencia al cambio que mostramos las personas y lo difícil que es vencer determinadas tendencias en educación. 







http://scolartic.com/web//ponencia-cambiar-el-mundo-a-traves-de-la-escuela_1

A pesar de ello hay personas innovadoras que están haciendo un esfuerzo por reimaginar la educación. Uno de los objetivos de la fundación Ashoka es la de identificarlos y trabajar con ellos para expandir estás prácticas. 

A menudo las personas no acaban trabajando en ámbitos directamente relacionados con les estudios que han llevado a cabo y en este sentido Martín cita el artículo ¿Trabajas de lo que estudiaste?, en el cual se demuestra que la mayoría de personas acaban en sectores muy distintos de los que han estudiado y más aún cuando la mayoría de los trabajos que desempeñaran los estudiantes actuales aún están por inventar.

Los modelos educativos actuales se forjaron para preparar a las personas para un empleo que duraba toda la vida. Hoy, se calcula que un europeo medio tendrá entre ocho y diez empleos distintos y es una tendencia que irá a más.

Vivimos en un mundo definido por un cambio constante, que se está acelerando exponencialmente.

Probablemente estamos viviendo un cambio de era.

Una prueba de ello es el hecho que las empresas automovilísticas estan reclutando filósofos para desarrollar los futuros coches autónomos. Los coches deberán tomar decisiones por si mismo, por ejemplo en caso de accidente, que tiene que hacer el coche, ¿priorizar la seguridad del ocupante del coche? ¿Priorizar la seguridad de un posible peatón en caso de colisión? Hay que recuperar el pensamiento y la capacidad crítica en sectores en que tradicionalmente no se han enfrentado a este tipo de problemas.

El mundo se tiene que enfrentar a nuevas formas de pensar. Los retos son cada vez más complejos

La educación podria ser la receta para resolver muchos de los problemas del mundo o por lo menos para prevenirlos y suavizarlos. Muchos de estos problemas tienen su origen en déficits de competencias y habilidades de sus ciudadanos y ciudadanas: enfrentarse el mundo de una forma critica, tener empatía, pensar de una forma creativa, asumir responsabilidades, trabajar con los demás, etc.

Son cuestiones que siempre se han planteado en la escuela pero que se olvidan cuando hay prisa por qué llegan los exámenes y necesitamos fijarnos en la nota de corte de las universidades y para que nuestros alumnos aprueban, cosa que que también se nos evaluara a nosotros como maestros.

Justin Morgan. Licencia: CC BY-SA

No sabemos como será el futuro pero sabemos que será más interdependiente,
más multidisciplinar,  en constante evolución.
Y algo que necesitamos aprender para ese futuro es asumir que vivimos en un mundo incierto, volátil
y no ver esto como una amenaza.


Debemos ser capaces de protagonizar esta cambio constante en positivo. Todos debemos ser agentes del cambio, debemos ser changemakers. Si tu no lo haces, otros no lo harán por ti. Y cuando más changemakers haya, más preparados estaremos para construir un mundo mejor.



Pensar las cosas de forma diferentes, buscar de manera práctica resolver problemas, soñar... se puede aprender.

Imaginemos como seria el mundo si todos y todas fuéramos conscientes
de ese poder que tenemos para transformar la realidad. 
Para crear ese mundo primero tenemos que soñarlo
pero la escuela, generalmente, no enseña a soñar, a desplegar las alas, mas bien te las corta.

Imagen: santiagonostalgico Licencia CC BY-ND
En una escuela de secundaria de Oklahoma se encontraron pizarras almacenada desde 1917 sin borrar. En el fondo ello nos demuestra que desde 1917 hasta ahora el contenido era sustancialmente el mismo, la forma de enseñar era la misma y sus lecciones eran, con algunas variaciones, las mismas.

Deberíamos hacernos muchas preguntas

¿Estamos educando para un mundo que ya no existe o para un mundo que ya no existirá? ¿Cómo decidir que tenemos que enseñar si no sabemos como será ese futuro? Hay competencias que son inamovibles y que siempre serán necesarias: relacionar las cosas, relacionarse con los demás, crear, cuestionar, tener curiosidad, aprender de los errores, ser buenas personas. Y también vamos a necesitar conocimientos.

Relacionamos habitualmente la escuela con las salidas profesionales, con el futuro,
con ser alguien en la vida y eso genera mucha frustración.

Olvidamos la concepción clásica de la escuela como un lugar para educar para la vida, como un lugar de goce, para cultivar el espíritu.

El nivel de conocimiento que necesitamos para desarrolar nuestro trabajo es cada vez menor.

Si la escuela es la educación para el futuro, aunque sea en una concepción más amplia de la educación, los educadores deberíamos ser quienes más supiéramos sobre el futuro y en este caso deberíamos educar para lo desconocido.

¿Quién educa? ¿Y en qué contexto está el sector? La figura del maestro está devaluada y no se reconoce su importancia, salvo algunas excepciones en algunos países. Hay que fomentar la autoestima de los maestros y darles la autonomía.

A menudo los profesores son meros implementadores de políticas educativas.
No son cocreadores ni diseñadores de lo que ocurre en el aula 
y ese puede ser uno de los motivos por el qué muchas reformas educativas fracasan.

El profesor debe tener un compromiso por mejorar el mundo más allá del conocimiento de la disciplina que enseña.

También podemos preguntarnos por el valor del equipo. Cada vez más hay se tiende a metodologías educativas donde no hay solamente un maestro en el aula, sino que hay equipos de maestros (2 o 3 maestros) con grupos de alumnos más grandes. O podríamos hablar del aprendizaje entre pares, donde los alumnos aprenden a partir de experimentos, prácticas y otras metodologías en las que los niños y niñas aprenden entre si.

¿Dónde se educa? ¿Cómo imaginamos una escuela dentro de 20 o 30 años? Estamos en una sociedad compleja que requiere soluciones complejas. ¿Tiene sentido la escuela tal y como la concebimos actualmente? No es difícil imaginar que la escuela seguirá el mismo modelo de flexibilidad, de teletrabajo de la sociedad actual: autoaprendizaje, flexibilidad, educación a distancia.

Quizás los niños, en un futuro, no deban ir al mismo lugar, a la misma hora,
para aprender durante unas horas y luego marcharse.

Imagen: IMCBerea College. Licencia CC BY
¿Cómo educamos? Existe una gran diferencia entre que los profes enseñen y que los alumnos aprendan. Cada uno de nuestros alumnos necesita un proceso y un ritmo diferente de apendizaje.

Hay que substituir los procesos de enseñanza por procesos de aprendizaje

Los profesores empezamos a aprender nuestra profesión desde los cuatro años, no sólo durante el tiempo que dura la carrera, y tenemos la tendencia de replicar los modelos que hemos vivido como alumnos. El mundo de hoy necesita modelos diferentes.

“Educar no consiste en llenar un vaso vacío, sino en encender un fuego latente”. 
(Lao Tsé)

Los educadores no podemos tener todas las respuestas y más si constantemente nos están cambiando las preguntas. Tenemos que despertar la curiosidad por descubrir y premiar la pregunta. Lo que más motiva a los maestros es despertar esa curiosidad. 

La neurociencia nos indica que las sinapsis neuronales que favorecen el aprendizaje se producen si hay emoción. Y eso es muy difícil en un modelo basado en la comunicación que deja poco espacio al alumno para crear, para innovar e incluso para comunicarse.

Existen muchos docentes que se enfrentan a la innovación de una manera solitaria, desde la clandestinidad, porqué no cuentan con el apoyo de sus equipos directos, de sus compañeros, porqué las familias no entienden lo que esta haciendo, porqué la sociedad demanda otra cosa, pero que ahí siguen. Son changemakers.

Necesitamos que las políticas educativas premien la innovación,
que tiendan a expandir esos modelos o den más autonomía a los centros. 
Es un cambio que está en marcha y es cuestión de tiempo que se generalice.

Jesús Belzunce Gómez. Licencia:CC BY-NC-ND
La mayoría de los docentes ya están convencidos de la necesidad del cambio pero necesitan recursos, necesitan apoyo, necesitan reconocimiento social. Hay que identificar esas prácticas innovados que puedan ser replicados. Necesitamos que esa innovación dejen de ser islas, hay que tender puentes para que algún día esto se convierta en una norma.

La teoría de la difusión de la innovación sostiene que hay un 2,5% personas innovadoras y que junto con los early adaptors (primeros seguidores) alcanzan un 16% de la población. Son las personas que se suman rápidamente a cualquier innovación. Se requiere un esfuerzo muy alto hasta que la innovación se va adoptando, hasta que se llega a una early majority (mayoría precoz). En ese momento la innovación ya es imparable.

Fuente Viquipèdia. Licencia: Dominio público
Ashoka quiere localizar y dar visibilidad a los innovadores, para que lo que están haciendo sirva de inspiración a otros y permita expandir esos modelos. Con la idea de que la mejor forma de cambiar la educación es apoyar a quién ya lo están haciendo. Concretamente se están localizando escuelas que tenga una serie de criterios. Son las escuela changemaker.

Son escuelas que comparten esa visión de adaptarse a un mundo en constante evolución, que se esfuerzan por fomentar habilidades como la empatía, la resolución de problemas, la
 colaboración con los demás, la creatividad, la resolución de conflictos... escuelas que comparten y que apuestan por ello de una forma sistémica, que tienen un modelo independientemente de los profesores que se incorporan. Escuelas abiertas a la comunidad, en que las familias participan de lo que ocurre, que ejercen un rol como dinamizadores locales...

Son centros llenos de ruido dónde pasan cosas
y se preocupan por transformar el mundo a su alrededor y de relacionarse él.


Son escuelas innovadoras, no solo por la metodología, sino que tienen interés por investigar, por experimentar, por poner en práctica nuevas ideas, por generar la cultura del debate y de reflexión educativa, escuelas que practican el aprendizaje activo...

Son centros con capacidad de influir, con el compromiso por compartir, de difundir lo que están experimentando. Actualmente existen unas 200 escuelas changemakers en el mundo.

United Nations Photo. Licencia: CC BY-NC-ND


Pero los cambios tiene que ir más allá. Hay que cambiar las políticas de admisión de las universidades, ya que condicionan mucho como entendemos la escuela en las etapas anteriores, las políticas de contratación de empleados, los planes de estudio, las formas de evaluación, la formación inicial del profesorado...

El cambio está en marcha.
Necesitamos niños y niñas que sean conscientes que el cambio depende de cada uno de ellos y ellas.